En una ruta turística por las tierras de Málaga decidimos parar para desayunar en una venta de carretera que por su aspecto exterior y afluencia de vehículos, me creaba una buena expectativa.

La barra estaba repleta de anteriores servicios y clientes, haciéndonos un hueco conseguimos colocarnos en primera linea, el camarero muy cordial y educado nos atendió con relativa prontitud. Justo a nuestro lado había una familia con críos: uno de ellos, en su juego, derrama parte del batido en el suelo; el camarero con total diligencia secó el suelo con una bayeta… Todo solucionado.

Minutos más tarde entra una pareja que se sitúa justo a nuestro lado; el camarero limpia el espacio de la barra con la misma bayeta con la que limpió el suelo, sin haberla aclarado y desinfectado previamente, mientras le pregunta a los nuevos clientes qué desean.

¡Qué peligro desayunar sobre una colonia de bacterias y microbios que han sido traspasadas del suelo a la barra, y sin hacer cola de espera  como nosotros! ¿Lo de la capacitación de manipulador de alimentos, sabrá lo que es?

Esta es una situación que lamentablemente se sigue produciendo en multitud de lugares y entornos distintos. Este episodio me da pie a escribir este post sobre la importancia de  la contaminación cruzada en los espacios públicos y que en el ámbito del sector de la alimentación o médico adquiere una importancia notable ya que su amenaza es constante y que puede  suponer problemas graves  si no se toman las oportunas medidas.

Debemos tener claro que la contaminación cruzada es la transferencia de microorganismos infecciosos que produce enfermedades y que se propaga entre las personas, los alimentos, las superficies y equipos.

Reconozcamos cuáles son los factores que producen la contaminación cruzada: la principal causa son las manos como elemento transmisor, los paños de limpieza, las superficies, los tiradores de las puertas, el pulsador del ascensor y todos con el denominador en común de una limpieza inadecuada o deficiente.

Cuántas veces nos sonamos la nariz e inmediatamente cogemos un bolígrafo prestado del compañero o le entregamos un documento sin habernos lavado las manos, o vamos al baño y no nos secamos correctamente las manos, por no decir si utilizamos el secador de aire viejo y si mantenimiento que lo que hace es multiplicar por diez los microbios en nuestras manos.

Para poder ofrecer batalla a este problema debemos concienciarnos de que esa suciedad o bichitos que no se ven están ahí. Que debemos adquirir unos hábitos de comportamientos preventivos.

Aunque ante todo y sin lugar a dudas la mejor forma de luchar contra la contaminación cruzada es la puesta en práctica de una limpieza responsable, medida y protocolarizada es hay la piedra angular. Una buena estrategia ayudará en gran medida a disminuir los riesgos de adquirir alguna enfermedad.

Para ello debe de formar parte de nuestros hábitos:

  • La concienciación personal.
  • La limpieza de las manos en su forma y tiempo.
  • El uso de productos adecuados, (un detergente neutro o alcalino remueve los microbios no los mata).
  • El uso de útiles y herramientas exclusivos para una zona o superficie (codificado por colores).
  • La creación de un entorno saludable, limpio e higienizado  con  la ayuda de una empresa de  gestión de servicios de limpieza responsable y profesionalizada.

Que priorice las medidas de profilaxis a las estéticas, y que ofrezca  a sus clientes tranquilidad y confianza por una labor seria con soluciones a través de  metodologías y procedimientos idóneos, puede ser la solución perfecta para atajar este problema, porque la salud y la limpieza siempre deben ir juntas de la mano.

Jesús Fernández Becerra
CEO de Abrilimp Soluciones Integrales
Málaga- España